Preliminar.
Tratamos en esta
oportunidad sobre el encuentro del suscrito con la obra titulada PARADIGMAS
HISTORIOGRÁFICOS CONTEMPORÁNEOS del investigador Juan Manuel Santana Pérez, fechada
en el 2005 por Ediciones Fundación Buria, Barquisimeto. El esfuerzo del
profesor de origen canario Santana Pérez apunta a discutir sobre teoría
histórica, teniendo como base los principales paradigmas conocidos: el
Positivismo, la Escuela de Annales, el Materialismo Histórico y las recientes
tendencias de la llamada postmodernidad.
Primero: ¿Qué persigue el autor al presentar esta obra? La respuesta sencilla,
más allá de las íntimas motivaciones,
tiene que ver con exponer al lector la esencia de la discusión de cualquier
ciencia. Una ciencia interesante, que tiene su forma, su interés, el qué y los
cómo que la originan y desarrollan. Otra vez como en cualquier otra ciencia, se
hace de teoría y es desde su propio hecho práctico, de su dependencia a ideas
que van confeccionando corrientes, posturas hasta hacerse de un paradigma, sea particular,
similar, contrario o complementario, según la contextualidad en la que se
encuentra. La sujeción a los intereses sociales es inevitable. Estos intereses
son estructurados y devenidos del horizonte social predominante y hacen presión
en el lugar de ubicación que esté ocupando o se le haya asignado el sujeto
investigador, bien a consecuencia de formar parte de un entramado social,
político, cultural específico o compuesto, o bien por que lo haya escogido
libérrimamente.
A. Es La Historia una ciencia. El
objetivo es dejarlo claro y además exponer las otras variables que la hacen
imperiosamente una ciencia que debe mucho a su propio desarrollo y que aún
sigue en plena transformación práctica y debatiéndose permanentemente en sus
necesarias determinaciones teóricas.
La historia es
de las ciencias del Hombre -como se asignaba en otrora, o de la Ciencias
Sociales como aún se designan, en pleno contexto y envergadura una ciencia. La
ciencia –esta vez con “La” como artículo determinado, se contiene a si misma
pero con una fuerte agregación filosófica y política. En este plano de la
fuerte agregación pensamos que
Santana Pérez tiene parte de sus motivaciones íntimas para elaborar su obra. La
secuencia del texto en general hace visibilizar esta intimidad que se agradece,
porque así pudimos contar con este texto; esperamos no ser apresurados e
inocentes con esta conclusión previa.
B. La Historia ciencia, la historia pasado y la historiografía, esta última
la que se ocupa de ese conocimiento, son los vértices claves en la
diferenciación docta a la que hay que llegar. Pero el autor es categórico al
afirmar que todo esto es cambiante y entendemos celebra esta característica. Lo
interesante es que lo cambiante es reflejo del propio oficio y el interés
necesario por la teoría que inexorablemente y en consecuencia le da cuerpo
trascendente al oficio.
C. Los historiadores; los miembros batallantes entre la sumisión
decimonónica al método (y al número mejor conocido en la juerga específica de
la ciencia positivista como el dato),
versus su propio interés que puede ser afectado por deformación o por
convicción académica a priori. El historiador un sujeto científico con carga
filosófica y la tarea de explicar los cambios, sus interrelaciones y las
diferencias entre esos cambios o los no alcanzados, o peor aun atreverse a
desentrañar las complejidades por las que ha pasado la humanidad en su oficio de
vivir son responsabilidades intensas y perturbables a las que debe enfrentarse
y salvar sobre la cresta de la ola del oficio. Es un científico con una carga
humana y una responsabilidad histórica insoslayable
Segundo: La función social de la Historia. Inobjetablemente la historia
desempeña una función social. Aspirar desentrañar y explicar el qué, cómo y
hasta el cuándo (que pareciera lo más obvio) de hechos de masa, hechos
institucionales y acontecimientos pone en la línea de priorizar el propio interés
de la historiografía, sobre todo de la historiografía crítica que entiende al
ser humano en medio de compromisos y vertientes de futuro, de devenir y que no
van a desembocar en otra parte que no sea su realidad social.
Entender los
procesos históricos que se han originado mediante el ser humano y además
establecerlos tiene una función social contra la incertidumbre, contra el caos
que ha logrado esclavizar masas humanas a nuestro entender. Es de la sociedad
las concepciones de tiempo, justicia, amor, respeto, trabajo, ocio, sexo,
género, paz, guerra, etc. Se produce en el quehacer humano la concepción de
cómo vivir, de sus instrumentos y utillaje material y todo esto y lo que nos
podamos imaginar está comprometido y surgió de lo social, del desarrollo de los
seres humanos en medio de sus relaciones, contradicciones, construcciones y
pensamientos complejos y los códigos simples de trasferencia.
Es importante
determinar que el autor aclara sobre Historia y toda esta carga social y la
necesidad de interpretarla desde la organización social, la política y las
luchas sobre o entorno al poder, la lógica cultural que agregamos nosotros, que
no hay identidad con la sociología porque en Historia no hay “regularidad
general de desarrollo”, que la historia no es completamente lógica y que cambia
como ya referimos antes. La historia se hace de la historia entre su práctica
que se enfrenta al quehacer humano y sus alcances teóricos que incrementan su
interés por el fondo social que hay y aumenta en la medida que se desarrolla
como ciencia, como oficio o como arte para agregar a todos los interesados.
Tercero: Los paradigmas historiográficos.
Los paradigmas
historiográficos son las valuaciones de ideas con quehacer y resonancia
científica según sea la postura del hacedor
de historiografía. La palabra hacedor es parte de la postura de quien suscribe
este informe. Se entiende que la historiografía se hace, es un logro, es un
producto, lo mismo un producto con sello y firma de su fuente difusora o
generadora de conceptos con resultados.
La
historiografía debe conocer y para ocuparse de ella pretende siempre hacer que
su acto de pesquisa, de ordenación, de vinculación, de estudio posterior y
conclusiones en una especie de subsistema de control posterior, en la tradición
científica de occidente o la que mejor conocemos debe cumplir con la expectativa de terceros y
peor aun intentar cumplirle a esas expectativas y en última lograr la venia de
este tribunal que es el conglomerado científico.
En su libro
establece el autor los grandes o más representativos paradigmas
historiográficos, así el positivismo, annales, materialismo histórico, los
modernos y postmodernos tienen su caracterización y que es el objeto
trascendente de la obra, sobre todo para el público lector no profesional de la
HISTORIA ciencia. Veamos los paradigmas en su expresión definitoria, cómo ven
la historia.
+El
Positivismo: ¿Cómo
ve la historia? Los elementos centrales
son el quién y cuándo. El quién, o el actor tras sus propias intenciones es el
perpetrador (palabra del suscrito y quiero significar “el que ejecuta”) de un
hecho de importancia para el acontecer general y tienen un desplazamiento
enlazado con el tiempo. El propósito o mejor el sucedáneo de ese producto dará
perfiles distintos a este paradigma y en consecuencia generará subparadigmas
tales como el historicismo, el positivismo propiamente dicho y el idealismo.
El historicismo claramente quien hace que y
cuando y el plan es la reconstrucción de esos eventos. Un nombre asociado a
esta línea paradigmática: Leopold
von Ranke. Por su parte el positivismo
que obliga a menciona a Augusto Comte como abanderado de esta vertiente tiene
característica base el hacer ciencia o volver ciencia esta actividad
intelectual de siempre, muy importante para el pensamiento y desarrollo social
pero en el desarrollo del siglo XIX es más importante que sea distinguido ese
esfuerzo; además es parte de su propia historia como ciencia y parte del
iluminismo como tendencia de dejar lo antiguo y pasar a la modernidad. Queda
por informar sobre el idealismo que
atiende al problema más filosófico, a la parte ideológica que tiene como
individuo seña al alemán Wilhelm Dilthey, filósofo y teólogo defensor del
comprender como esencia al estudiar al
sujeto social en una realidad histórica.
El algoritmo sujeto objeto en medio de
un método con carácter y diseño científico homologado desde la ciencias
naturales es el dato preciso para diferenciar este paradigma ante la eventual
comparación con otros paradigmas. Su gran desarrollo gracias al andamiaje
académico y logros científicos que calan en la sociedad justo como
diferenciador de algo viejo y lo que viene en lo moderno que asociamos a
progreso o bienestar, bandera propagandístico del status quo occidental.
*Annales: ¿Cómo ve la historia? o ¿Cómo la
entiende? Sencillas preguntas, la segunda nueva para este paradigma. Porqué una
segunda pregunta? Porque en este paradigma sus proponentes y militantes como los
franceses Marc Bloch y Lucien Febvre, quienes fundaron la revista Annales
d'histoire économique et sociale
se planearon que el problema histórico es un problema de los hombres y sus
tiempos dentro de una dinámica donde economía y sociedad tenía una definición
importante en la historia. Agregadas las experiencias de revoluciones como la
rusa que explicitaba el problema de la colectividad en los procesos. Para ello
echaron mano de recursos como fuentes no apreciadas en el positivismo y la
comparación como herramienta para el estudio historiográfico. Sin dudas van contra
el positivismo como paradigma y avanzan hacia otra historiografía, una de
carácter y perfil multidisciplinaria.
=Materialismo
histórico: ¿Cómo ve
la historia? Mejor, ¿cómo la define? Directamente como una ciencia social que
tiene como objeto de estudio el hecho del hombre en contextualidad social el
pasado que es el producto del hombre en plena dialéctica con sus condiciones
sociales como y en su entorno. Interesante saber que identificamos como gente
señal de este paradigma a Karl Marx obviamente. Federico Engels y más
contemporáneamente a Karl Korsch. Antonio Gramsci.
Se abre en este paradigma dos
corrientes. Una denominada directamente Materialismo Histórico ya descrita en
el párrafo anterior y otra denominada Dogmatismo donde la diferencia es que no
hay relación dialéctica teoría y practica en la reconstrucción de la relación
hombre entorno. Mucho del desarrollo de la historia del marxismo tiene mucho
que ver con estas líneas y sus posturas, a la luz sobre todo de muchos trabajos
de Marx que apenas vienen publicándose y que han dejado entrever distorsiones
manualísticas que hicieron nido en corrientes académicas de investigadores
marxistas y por supuesto con sus consabidas repercusiones y críticas.
La sociedad y su funcionamiento es la
búsqueda génesis de este patrón paradigmático; entiende la importancia de las
instituciones como la política, la religión, la cultura, la ideología y en
sucesión la educación entre otras.
o
Paradigmas de la modernidad y postmodernidad: ¿Cómo ven la historia? o ¿la Reflexionan? Habermas,
Foucault, Weber, Luhman, Los del siglo XX críticos y reflexivos de la practica
humana que está inacabada pero vigente. Agregando elementos a los expuestos por
el autor es preciso apuntar que la lucha contra lo antiguo del positivismo es
la lucha contra el dogma de la ciencia cuadrada en este plano del modernismo y
postmodernismo; apreciar las infinitas posibilidades que los acontecimientos
históricos del siglo XX y sus comunicaciones hacen socavamientos importantes en
el método científico con edad adulta ya. Esa es la primera reflexión y origen
de la pregunta segunda de este apartado.
Las revoluciones basadas en la
técnica, la tecnología y la velocidad de difusión y concentración de
conocimiento han hecho lecho amplio a estos paradigmas donde estructuras,
individuo y legitimidad, procesos y desarrollo humano evidente y en conflicto
permanente vierten sus contenidos para la precisión de categorías, desuso de
temas y apertura de horizontes y vórtices de conocimiento distintos y
resultados inesperados.
Conclusión: El quehacer científico se hace de la
crítica de su propio quehacer. En el caso de la Historia esto también se cumple. La capacidad tecnológica y las critica a la
ciencia vertical esta auspiciando escenarios transdisciplinarios que contengan
la preocupación y la necesidad de conocer sobre lo que hubo, hay y está por
suceder.
Estuvimos ante un paneo intenso,
elocuente y puntual de una información que pareciera enciclopédica pero que en
realidad te estimula a seguir hurgando sobre verdades escondidas entre métodos
y modos. Ojalá la academia fuera más espléndida y graciosa como lo fue este
trabajo de Santana Pérez. La historia queda ahora un poco más clara y no por
mucha historia que lleve la historia ésta nunca se
saciará
Eudes
Navas Camacho
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