Coro, Venezuela; 01.12.2021
¿Qué es la Ciencia?
Mi Concepto de Ciencia
(Dedicado a mis estudiantes de Ingeniería Biomédica de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda - Venezuela. UNEFM)
por Eudes Navas-Camacho
La ciencia es la actividad humana legítima para conocer, descubrir, resolver los problemas, enigmas, ignorancias e interrogantes que la realidad física y teórica interpone contra la realización de la vida material de los seres humanos y con su favor poder predecir eventos y consolidar certezas. En sí misma es la vía para establecer, concluir, validar y difundir sus productos, conteniendo en sus resultantes e interioridades funcionales el tipo de saber que es mediado por un sistema riguroso que se autoreferencia, desde donde crece, bajo sus reglas y escenarios en función de su radio de acción, en el cual totaliza resultados, los comprueba y los privilegia, volviéndose un saber autopoiético como totalidad de lo que le es accesible.
Breve explicación de este mi concepto
de ciencia:
La primera idea definitoria es que la
ciencia es una actividad humana y
como tal se reviste de historicidad; esto es configurarse desde las formas y contenidos
que le son agregados por la actividad humana y las particularidades sociales
que, en su dinámica íntima con la actividad, la definen y transforman. Todo lo
que hacen los humanos tiene sello humano, más así se vuelve historia.
Luego en la definición de actividad
humana se agrega legítima, concepto
de origen jurídico que lo usamos porque significa que no se puede disponer
libremente de ella porque es cierta, genuina y verdad porque tiene unos
herederos forzosos, la sociedad, y esta se aferra a la ciencia por confianza en
sus respuestas.
En este sentido, para contextualizar vale
decir que La primera ciencia no es igual
a esta ciencia contemporánea nuestra. Aquella primera era fue de conocer y
divulgar lo conseguido pues suponía mejoras para todos, de allí lo del acervo
que se conquista y luego se asimila como legítimo. La de ahora se ha convertido
en un sistema complejo y cerrado, que no significa que no se puede entrar o
relacionar sino que es ella misma la ciencia.
Ahora bien, a esa contextualidad
simple de arriba, debemos agregarle los matices que la cultura aporta y el
tiempo concentra. Estos sirven, por ejemplo, para que sin duda se piense en
afirmativo sobre que la ciencia árabe del tiempo de las matemáticas primarias
es totalmente distinta a la ciencia china del tiempo de la pólvora y a la
ciencia cuántica o del nano universo de hoy; son ciencias todas, solo que en su
determinado desarrollo histórico correspondiente.
Podemos apreciar que es indiscutible
que la ciencia cambia con los quienes
y los donde opera y se despliega. Las
exigencias externas sobre ella son muchas y las referencias propias van a ser abundantes
en la medida en que sus propias características van implicándose en el quehacer
científico. Las necesidades y las propuestas de los tiempos/espacio/ideas que
rodean a la actividad y sistema científico son aportantes de condicionantes, más
las ideas y los complejos filosóficos van afianzando sendas por donde la
actividad social humana penetra hasta incidir en el rigor y sentido científico
de la propia ciencia, sus operadores y promotores.
Las realidades son siempre las de ese
momento y no otras, aunque no se debe descartar el ejercicio del pensar - hacia
lo adelante o venido desde antes, que pueda llegar a atreverse a diversificar
funciones o mover resultados que pueden ser la pista para conclusiones de orden
teórica, v.g.: la idea neolítica de la ciencia de ese tiempo ha
debido ser autoreferenciada a la tierra, a los usos del tiempo y los traslados para
terminar en conclusiones que agregaran la idea del cultivo o del manejo de
rebaños como distintivo humano de esa etapa que hoy se difunde como un hito
histórico –positivista por cierto. ¿Cómo serían sus rigores, métodos, funciones
particulares, comunidad propia y su idioma científico? Tal vez haya quien diga
que técnicamente no había ciencia neolítica, pero actividad humana sabiendo hubo.
La ciencia de hoy es mucho más
compleja. Los detalles que la categorizan también son más espléndidos en sus
entramados técnicos, cuerpos teóricos, organizaciones y metodología de implicaciones
y comprobaciones súper especializadas y soportadas. Es un sistema que va
produciendo en su andar más y más exigencias hacia adentro y hacia afuera; así
mismo va construyendo realidades y soluciones, en tanto institución humana
especializada en producir las respuestas que son requeridas.
La propia definición actual de ciencia
tiene que contener aquellas cosas que la diferencien de cualquier intento por
saber que no sea a la manera que le ha permitido conquistar su lugar en la
privilegiada escena mundial donde ella hegemoniza como idea y como sistema de
producción de conocimiento y compromisos tecnológicos, lógicos y políticos. Esta
ciencia de hoy es la ciencia contemporánea, totalmente sobrada en métodos,
perspectivas y rigores. En general, la ciencia se hace en medio del mundo que
tiene que vivir y acercarse a las fuentes de poder y financiamiento para
garantizar su proseguir. Esta condición existe y no puede dejar de pensarse en
cuánto puede influir o presionar.
Ya casi concluyendo vale insistir en
que la ciencia construye sus formas y exigencias, procesos, lenguaje, tiempos y
espacios que le son propicios: esta es la diferenciación real con lo no
científico. No se trata de una segregación, se trata de establecer los planos
donde realmente sus productos tengan los niveles que podrán dar respuestas con
la realidad o lo que presenta la naturaleza y la humanía en sus enigmas o
problemas. En esta secuencia vemos la importancia del rigor y con el comienza
su autoreferencia, o desde donde ella
se ve a sí misma en sus pasos y se separa para ser un sistemas. Sobre ella
misma revisa sus huellas, brillos, fugas, errores y sus futuros, siempre en
plan favorables hacia la misma ciencia. Luego sus propios pares o comunidades
científicas encontrarán el consenso de lo científico. Con esto apuntala los
quehaceres y logros esenciales que le dan fuerza como actividad, consolida su
método y se vuelve una certeza comprobable y permanentemente examinable en todo
su proceso. Esta es su garantía como oferta científica inapelable, esto la
consolida en tanto sistema.
Por último, al referirnos a un saber
autopoiético queremos destacar la característica tope que le agrega a la
ciencia su potencia esencial. Este es que es capaz, y lo hace indefectiblemente,
de producirse (reproducirse para algunos) a sí misma como saber porque mientras más sabe es más saber y
así más ciencia.
Es la forma de saber hasta donde se puede saber
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